domingo, 4 de enero de 2009

Las abuelas se van porque no las escuchan


Por: Rocío Durand
Las abuelas se van porque no las escuchan, emigran a lugares donde pueden hablar con el cielo, los montes, la lluvia, el atardecer. Las abuelas se meten en los sueños, entre los niños, los abrazan, los llenan de amor, los embalsaman para la vida. Mi abuela, mi tía abuela, mi amiga abuela, luchan, se desviven por estar donde las necesitan, aunque los que las necesiten no tomen en cuenta sus esfuerzos. Y es que esos esfuerzos son tan sutiles… cargados de amor que dejan seguir viviendo, aunque se viva en el error. Porque las abuelas no juzgan,aman a pesar de las circunstancias, aprenden el lenguaje distinto del amor, de la tolerancia. Son sabias guardianas de secretos, amores e ilusiones. Las abuelas son tejedoras de angustias, catalizadoras del desastre, remedio casero para la frustración. Inspiración, cariño, visión cósmica. Son vírgenes siempre, porque estuvieron ahí para transformar el pecado con los años… en sabiduría divina, porque nunca se olvidaron de amar y el amor lo cura todo. Las abuelas son ecologistas, todo lo transforman, guardan, reciclan y perciben de mil maneras; lo multiplican… son como los cinco panes y dos peces de Cristo. Saben hacer rendir una olla de frijoles, darle sazón a la vida, sabor a los momentos. Llevan dulces y tienen chocolates guardados en el cajón para sus sobrinos. Las abuelas son el motor de la vida. Hay algunos seres que se dejan poseer por el corazón de su abuela. Entonces, hablan desde el corazón, llenan la ciencia de conciencia, la teoría de lucha, de transformación, de sentido, de cambio. Los seres pensantes que se dejaron poseer por sus abuelas, son los mayores del pueblo; los ancianos. Líderes sutiles que dejan a un lado los arrebatos, las malas palabras, los enojos. Ya no discuten. Dialogan, piensan, sienten y no hacen que sienten porque sus cuerpos son ligeros para sentirlo todo. El negocio de la harina y el azúcar van de pique, porque los guardianes de los pueblos ya no comen dulces industriales. Los enfermaron. Enfermaron a su gente de angustia, depresión. Los anestesiaron con el sueño de tener cosas, cosas y más cosas para engordar sus cuentas del banco; sus economías. Quiero ser una abuela. Comer poquito, mirar, mirar… mirarlo todo y callarlo todo. Una abuela que sabe su tiempo de morir y… sale de casa para dejarse comer por el oso para regresar a sus seres queridos cuando ellos cacen al oso y se lo coman. Mi hermana está con las abuelas… mirándolo todo. No es que sean como Dios. Son de verdad, están, escuchan, miran, sienten. ¡Luchan!