martes, 20 de noviembre de 2007

Conservación comunitaria

“Tlalchinawi…Madre Tierra luminosa de conciencia”.

Amar es la consecuencia de conocer. Es difícil rescatar el valor de los recursos naturales cuando aprendemos que pueden ser comprados don dinero. La meta se convierte en el dinero en sí para obtenerlo “todo” hasta el amor, que de otra manera surge de la admiración hacia la virtud y el trabajo de los otros. Amar consecuencia del esfuerzo, sinónimo de respeto a la individualidad. Ello a su vez, genera la necesaria diversidad de mundos, de cosmogonía. El producto de la diversidad de climas, suelos, alimentos, genera multiculturalidad, diversidad de personas, de conciencias.

El hilo conductor de la trama llama vida, ser, conciencia, es la “Madre Tierra”. De ella, por ella surgimos, hacia ella regresaremos, con un desarrollo de la conciencia, del amor que nos regala cada día. Amor sinónimo de recursos naturales con cuatro elementos como base: tierra, aire, fuego y agua. Dicha mezcla produce la necesaria diversidad.

Que este recinto contrarreste la indiferencia política, el absurdo de las decisiones, la falta de interés en la ciudadanía que nos dejamos envolver por el “mito del progreso” representado por el automóvil, una cuenta bancaria o la moda. Que sea una semilla luminosa de conciencia. Todo lo que aquí a partir de un Mural, el arte, hoy se genere y por siempre. Tejamos juntos los valores, creencias, retos, epistemologías, teorías, hábitos para equilibrar la urdimbre.

Renunciemos por convicción propia al engaño, al coqueteo de lo superficial, aceptemos el amor incondicional de nuestra madre al morder su fruto, respirar profundo momento a momento, veneremos el agua, la lluvia, los ríos para que surja la esperanza, el equilibrio.
RDC/rdc